
Ley 1/2025 sobre desperdicio alimentario. Cómo integrarla
La reciente aprobación de la Ley 1/2025, de 1 de abril, de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario marca un punto de inflexión en España en la gestión responsable de alimentos. Alineada con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 12.3 de la ONU, esta nueva ley establece obligaciones claras para todos los agentes de la cadena alimentaria: producción, transformación, distribución, comercio minorista, hostelería y restauración. La nueva Ley 1/2025 convierte la prevención del desperdicio alimentario en un requisito, buscando disminuir las pérdidas y el desperdicio de alimentos a lo largo de la cadena agroalimentaria. Todo ello mediante una gestión más eficiente de los recursos y promoviendo la economía circular.
Principales obligaciones de la Ley 1/2025
1. Plan de prevención del desperdicio alimentario
Todos los agentes deben desarrollar y aplicar un plan que contemple medidas concretas para reducir las pérdidas, adaptado a la naturaleza y tamaño de cada organización. Esto supone realizar un autodiagnóstico de los procesos para identificar en qué puntos se generan mermas o excedentes y definir medidas concretas para minimizarlos. Este plan es un documento clave y, por tanto, verificable en auditorías de sistemas de gestión.
2. Donación obligatoria de excedentes alimentarios
Las empresas deben priorizar la donación de alimentos aptos para el consumo humano, estableciendo convenios formales con entidades sociales como bancos de alimentos u ONGs. Estos convenios deben recoger, al menos, las condiciones de recogida, transporte y almacenamiento de los productos donados, así como los compromisos de ambas partes. Cualquier cláusula contractual que impida esta donación será considerada nula.
3. Prohibición de destrucción intencionada
La ley 1/2025 prohíbe expresamente destruir alimentos de forma intencionada para evitar su aprovechamiento. Esta obligación se aplica en todos los sectores, desde productores hasta distribuidores y restauradores.
4. Sector primario y transformación
Productores e industrias alimentarias deben ajustar sus prácticas productivas para evitar excedentes. Además, las explotaciones agrarias pueden facilitar el espigueo solidario (es decir, la recolección voluntaria de alimentos no cosechados). Por otro lado, las empresas transformadoras tienen la responsabilidad adicional de identificar procesos donde se generen pérdidas para reutilizarlas o donarlas, asegurando siempre la seguridad alimentaria.
5. Distribución y comercio minorista
Supermercados y grandes superficies deben realizar una gestión responsable de stocks para evitar la sobreproducción o sobreabastecimiento. También deberán donar productos próximos a su caducidad. Quedan exentos pequeños comercios con menos de 1.300 m².
6. Hostelería y restauración
Los establecimientos de restauración deben ofrecer a los clientes la posibilidad de llevarse los alimentos no consumidos sin coste adicional. Además, deberán informar claramente a sus clientes de esta opción, utilizando preferentemente envases reutilizables o reciclables.
7. Responsabilidades de entidades receptoras
Las organizaciones receptoras de alimentos deben asegurar la trazabilidad, higiene y distribución no discriminatoria de los alimentos donados. Esto busca garantizar que estos productos sean destinados exclusivamente a personas en situación de vulnerabilidad (su comercialización queda prohibida).
Cómo integrar la Ley 1/2025 en los Sistemas de Gestión ISO 9001 e ISO 14001
Para las empresas con sistemas de gestión de la calidad (ISO 9001) y/o ambiental (ISO 14001) certificados, las obligaciones de la Ley 1/2025 deberán abordarse como requisitos legales aplicables que pasan a formar parte de su matriz de cumplimiento y de sus procesos auditables. Algunas consideraciones clave para integrar eficazmente esta nueva normativa en el sistema de gestión serían:
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Actualización del registro de requisitos legales. La Ley 1/2025 debe incorporarse en el registro de requisitos legales y reglamentarios pertinente (especialmente en el de medio ambiente, dado que el desperdicio alimentario tiene claros impactos ambientales, pero también puede figurar en requisitos de calidad o responsabilidad social). Es importante anotar qué obligaciones específicas (requisitos) aplican a la empresa según su actividad (producción, distribución, restauración, etc.) y su tamaño.
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Adaptación de procedimientos y documentación. A partir de las obligaciones legales, las empresas deberán revisar o crear procedimientos internos que aseguren su cumplimiento. Ejemplos de esto:
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Los fabricantes o distribuidores tendrán que establecer un procedimiento de gestión de excedentes alimentarios que incluya la elaboración del plan de prevención, la segregación de productos para donación, la coordinación con las entidades receptoras y el registro de las donaciones efectuadas.
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Los restaurantes deberán incorporar al procedimiento de servicio la entrega de envases para llevar y la información al cliente sobre esta opción.
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Las tiendas deberán hacer una sistematización en forma, por ejemplo, de instrucciones de trabajo para personal de tienda, indicando cómo actuar con productos próximos a vencer, formatos de registro de alimentos donados, etc.
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Sensibilización y formación del personal. Los empleados deben conocer la importancia de prevenir el desperdicio y las prácticas que deben seguir: desde rellenar el registro del Plan de Prevención, hasta separar correctamente la comida para donación o informar al cliente en el restaurante. Un programa de formación interno sobre la Ley 1/2025 y los procedimientos asociados ayudará a que todos comprendan su rol en el cumplimiento. Esta formación deberá registrarse, sirviendo de evidencia en auditorías de que la empresa ha comunicado los nuevos requisitos a su equipo.
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Monitoreo y medición de resultados. Integrar las obligaciones en el sistema también implica medir y hacer seguimiento. Muchas empresas establecerán indicadores relacionados al desperdicio (por ejemplo: kg de alimentos desperdiciados vs. producidos, kg donados al mes, número de raciones entregadas a empleados/clientes para llevar, etc.). Aunque la ley 1/2025 en sí no fija objetivos cuantitativos inmediatos para cada empresa, la filosofía de mejora continua de ISO 14001 anima a marcarse metas de reducción del desperdicio en línea con el objetivo nacional.
La Ley 1/2025: desperdicio alimentario y los sistemas de gestión
La Ley 1/2025 marca un hito, obligando a las empresas agroalimentarias a tomarse en serio la reducción del desperdicio alimentario, quienes deberán incorporarse en su día a día las obligaciones anteriormente detalladas.
Desde BMC Assurance entendemos que para los profesionales de la gestión de la calidad y el medio ambiente, este nuevo marco legal ofrece una oportunidad para fortalecer los sistemas de gestión integrando nuevos controles y buenas prácticas. Esto, además de asegurar el cumplimiento legal, mejora la eficiencia, la sostenibilidad y la responsabilidad social de las empresas del sector agroalimentario. Las auditorías de los sistemas de gestión ISO se convierten en un medio muy útil para verificar, además de qué tan bien produce o vende una empresa, qué hace con los alimentos que no consume; impulsando así un cambio cultural hacia el desperdicio cero.