El Análisis Modal de Fallos y Efectos (AMFE) es una metodología sistemática y estructurada que sirve para identificar potenciales fallos en un proceso de diseño o fabricación antes de que estos ocurran. Este método analítico, que pone especial enfoque en la prevención, es especialmente valioso para la gestión de riesgos conforme a ISO 31000:2018. El proceso AMFE es de gran valor, ya que promueve una aproximación proactiva para identificar, evaluar y mitigar riesgos.
¿Qué es el AMFE?
El AMFE es una técnica de análisis de confiabilidad muy útil en el análisis de riesgos, ya que permite:
- Identificar las maneras en las que un producto o proceso puede fallar
- Evaluar los riesgos asociados con estos fallos potenciales
- Determinar los efectos de los fallos en el rendimiento del sistema
- Priorizar las acciones necesarias para mitigar estos riesgos.
Aunque inicialmente fue desarrollado por las Fuerzas Armadas Americanas a finales de los años 40, la metodología AMFE es utilizada ampliamente en la actualidad en diversas industrias, especialmente en la automotriz, aeroespacial y en la fabricación para mejorar la seguridad y la confiabilidad.
Implementación del Método AMFE
-
Preparación:
- El primer paso consiste en formar un equipo multidisciplinario que comprenda todos los aspectos del producto o proceso a analizar.
- También es necesario definir claramente el alcance del AMFE y los objetivos específicos que se desean alcanzar.
-
Identificación de Modos de Fallo:
- Una vez definidos el alcance y los objetivos, se deben enumerar todas las maneras posibles en las que cada componente puede fallar. Estos son denominados los “modos de fallo”.
- Es importante tener en cuenta todas las posibilidades, como fallos por desgaste, error de operación, fallos de diseño, o cualquier otro factor relevante.
-
Evaluación de Efectos y Causas:
- Para cada modo de fallo, se deben identificar todos los posibles efectos en el nivel del sistema.
- Tras completar ese paso, se determinan las causas raíz de cada modo de fallo, utilizando herramientas como los “5 Porqués” o el Diagrama de Ishikawa [enlazar].
-
Cálculo de la Prioridad de Riesgo (RPN):
- Utilizando la información recopilada hasta el momento, el siguiente paso consiste en priorizar los riesgos identificados para enfocarse en los problemas más críticos.
- Para ello, se hace una evaluación de cada modo de fallo utilizando tres criterios: severidad (S), ocurrencia (O), y detección (D).
- El Número de Prioridad de Riesgo (RPN) se calcula multiplicando estos tres valores (S x O x D). El RPN ayuda a priorizar los riesgos basándose en su potencial impacto y la probabilidad de ocurrencia.
-
Desarrollo de Medidas Correctivas:
- Una vez concluidos los cálculos, se deben identificar aquellos modos de fallo con un RPN alto y desarrollar acciones para reducir la severidad, la ocurrencia, o mejorar la detección de cada uno.
- Por último, será necesario implementar las medidas correctivas y monitorizar su efectividad a lo largo del tiempo.
Ejemplo Práctico de AMFE
Para entender mejor cómo realizar un Análisis Modal de Fallos y Efectos, utilizaremos un ejemplo práctico. De esta forma, será posible mostrar con claridad cómo el AMFE se puede aplicar para identificar y mitigar riesgos desde las perspectivas de calidad, ambiental y de seguridad y salud en el trabajo.
Para ilustrar el ejemplo, nos basaremos en una empresa de fabricación de productos químicos que desea implementar el AMFE para evaluar el riesgo asociado con un nuevo proceso de producción de un solvente industrial.
- Preparación y Definición del Alcance
El equipo encargado del AMFE (compuesto por expertos en procesos químicos, calidad, medio ambiente y seguridad) define el objetivo del análisis: asegurar que el proceso de producción del solvente sea seguro, cumpla con los estándares de calidad y minimice el impacto ambiental.
- Identificación de Modos de Fallo
Los expertos involucrados identifican varios modos de fallo potenciales en el proceso de producción:
- Contaminación del producto durante la síntesis: afecta la pureza y calidad del solvente.
- Emisiones volátiles no controladas: impacto ambiental debido a la liberación de compuestos orgánicos volátiles.
- Exposición del trabajador a sustancias químicas peligrosas: riesgo de inhalación o contacto con sustancias nocivas.
- Evaluación de Efectos y Causas
La siguiente tarea a realizar es determinar los efectos potenciales y las causas raíz para cada modo de fallo:
- Contaminación del producto: podría ser causada por equipos contaminados o fallos en los procedimientos de limpieza. Efectos: rechazo de lotes de producto, impacto en la reputación de la empresa.
- Emisiones volátiles: podrían resultar de sistemas de ventilación inadecuados o fallos en los controles de proceso. Efectos: daño ambiental, multas por incumplimiento de legislación ambiental.
- Exposición a sustancias químicas: podría ser causada por equipo de protección personal (EPI) inadecuado o prácticas de trabajo inseguras. Efectos: accidentes, bajas laborales y/o sanciones.
- Cálculo del RPN y Priorización
El equipo realizando el AMFE asigna valores de severidad, ocurrencia y detección a cada modo de fallo para calcular el RPN:
- Contaminación del producto: Severidad alta, ocurrencia media, detección alta. RPN = Alto.
- Emisiones volátiles: Severidad muy alta, ocurrencia baja, detección media. RPN = Medio-Alto.
- Exposición a sustancias químicas: Severidad muy alta, ocurrencia media, detección baja. RPN = Muy Alto.
- Desarrollo de Medidas Correctivas
Con todos estos datos, el equipo debe planificar e implementar las medidas correctivas necesarias basadas en el RPN:
- Para la contaminación del producto: Mejora de los procedimientos de limpieza y mantenimiento regular del equipo.
- Para las emisiones volátiles: Instalación de sistemas de ventilación mejorados y monitoreo continuo de las emisiones.
- Para la exposición a sustancias químicas: Revisión y mejora de los procedimientos de manejo de materiales, así como actualización y formación sobre el uso de EPIs.
Conclusión sobre el Método AMFE
Desde nuestra certificadora damos gran importancia a la gestión de riesgos basada en ISO 31000:2018 y sabemos que el método AMFE es una herramienta valiosa para anticipar y mitigar los riesgos antes de que afecten la operación o seguridad de un producto o proceso.
A través de los artículos relacionados que hemos ido publicando intentamos ofrecer una visión clara de en qué consiste la gestión del riesgo y cómo se pueden identificar y evaluar dichos riesgos mediante métodos contrastados. Nuestro objetivo es proporcionar a las organizaciones las herramientas necesarias para implementar una gestión de riesgos efectiva y proactiva, siempre desde la perspectiva del aporte de valor que BMC Assurance traslada a sus clientes.